30.4.11

Cortázar - El perseguidor

-Me di cuenta cuando era muy chico, casi en seguida de aprender a tocar el saxo. En mi casa había siempre un lío de todos los diablos, y no se hablaba más que de deudas, de hipotecas. ¿Tú sabes lo que es una hipoteca? Debe ser algo terrible, porque la vieja se tiraba de los pelos cada vez que el viejo hablaba de la hipoteca, y acababan a los golpes. Yo tenia trece años... pero ya has oído todo eso.
Vaya si lo he oído; vaya si he tratado de escribirlo bien y verídicamente en mi biografía de Johnny.
-Por eso en casa el tiempo no acababa nunca, sabes. De pelea en pelea, casi sin comer. Y para colmo la religión, ah, eso no te lo puedes imaginar. Cuando el maestro me consiguió un saxo que te hubieras muerto de risa si lo ves, entonces creo que me di cuenta en seguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con... bueno, con nosotros, por decirlo así. (...)
 -Bruno, si un día lo pudieras escribir... No por mí, entiendes, a mí qué me importa. Pero debe ser hermoso, yo siento que debe ser hermoso. Te estaba diciendo que cuando empecé a tocar de chico me di cuenta de que el tiempo cambiaba. Esto se lo conté una vez a Jim y me dijo que todo el mundo se siente lo mismo, y que cuando uno se abstrae... Dijo así, cuando uno se abstrae. Pero no, yo no me abstraigo cuando toco. Solamente que cambio de lugar. Es como en un ascensor, tú estás en el ascensor hablando con la gente, y no sientes nada raro, y entre tanto pasa el primer piso, el décimo, el veintiuno, y la ciudad se quedó ahí abajo, y tú estás terminando la frase que habías empezado al entrar, y entre las primeras palabras y las últimas hay cincuenta y dos pisos. Yo me di cuenta cuando empecé a tocar que entraba en un ascensor, pero era un ascensor de tiempo, si te lo puedo decir así. No creas que me olvidaba de la hipoteca o de la religión. Solamente que en esos momentos la hipoteca y la religión eran como el traje que uno no tiene puesto; yo sé que el traje está en el ropero, pero a mí no vas a decirme que en este momento ese traje existe. El traje existe cuando me lo pongo, y la hipoteca y la religión existían cuando terminaba de tocar y la vieja entraba con el pelo colgándole en mechones y se quejaba dé que yo le rompía las orejas con esa-música-del-diablo. 

Alonso Cueto - El susurro de la mujer

"A veces se quedaba en silencio, y yo me preguntaba que pasaba por su mente. Muchas tardes, antes del almuerzo, salimos a dar un paseo por su barrio. Rebeca era capaz de maravillarse mirando la enredadera de una fachada o de acercarse a sentir el aroma de unos jazmines al atardecer . Un día me describió todos los colores azules, morados, grises en el cuello de una paloma que se había parado en un árbol. Si miras cualquier cosa durante mucho rato, te vas a dar cuenta de que es un milagro, me dijo, no sé dónde leí eso. En otra ocasión, caminando por la calle, pateamos una piedra durante varias cuadras. Cuando llegamos a su casa, tomó la piedra y se la guardó en el bolsillo. Un recuerdo de este día, me explicó"

El túnel - Ernesto Sábato

Para qué sufrir?. El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo, todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro, como si la solidez de sus rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera más que una fantasmagoría, sin más solidez que los rascacielos, acorazados, tanques y prisiones de una pesadilla. La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que sería así, una especie de despertar. Pero despertar a qué? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes de aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto en que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo. 

Andrés Hurtado - El árbol de la ciencia

"Hemos llegado a querernos de verdad –decía Andrés-, porque no teníamos interés en mentir."

¿Es usted un ciudadano normal o todavía piensa?

Vida - José Hierro

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada)


Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

28.4.11

Más inesperado, Cortázar

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua. 
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.

Armas de manipulación masiva

26.4.11

El mayor de los fracasos es el miedo a fracasar...

Una de las cosas más difíciles en la vida del ser humano es aprender a equivocarse. No me refiero al hecho en sí de fallar, de cometer un error ya que eso es muy fácil, sino de equivocarse y no derrumbarse, de saber reconocer un error sin sentirse terriblemente humillado.
En algún momento nos hemos cruzado con personas “raras” que por culpa de una especie de terror a hacer las cosas mal y a quedar en ridículo, dejan de hacer cosas que en el fondo desean tanto... simplemente por no querer arriesgarse y entrar en el “juego” antes de haber dominado bien las reglas. 
Podemos llamarlas como querramos pero en realidad, personas así tienen mucho de ”perfeccionistas”, tienen cualidades y pensamientos muy positivos como por ejemplo la creencia en que todo trabajo debe estar religiosamente bien hecho, el procurar terminar bien las cosas y si fuera en el menor tiempo mejor, cuidar los detalles en cada uno de sus movimientos, etc. Todo esto puede ser magnífico, excelente, pero recordemos que no existe “la perfección”, siempre hay algo que falla.
En ese constante anhelo de querer alcanzarla, es donde aparece la falla. Quienes desean ser perfectos, generalmente viven tensos, su minuciosidad les hace ser lentos, y con frecuencia son demasiado exigentes con quienes no son tan perfeccionistas como ellos, catalogándolos muchas veces de inferiores. Al no sentirse cómodos con el mundo que le rodea, y sentirse superiores, prefieren aislarse o simplemente la sociedad misma los rechaza.
Es importante saber que los fracasos son algo connatural al hombre, le siguen como la sombra al cuerpo. No existe persona en el mundo que no se haya equivocado alguna vez. Debemos aprender a darnos cuenta de que no es una tragedia equivocarse, puesto que la calidad y superación de toda persona no está en no fallar, sino en saber reponerse de sus errores y simplemente, seguir adelante.
Por eso, cuando los perfeccionistas se derrumban al comprobar que no son perfectos, demuestran con ello ser personas que cuentan poco con la realidad. Pienso que a veces los padres son los principales culpables, criando a sus hijos con la idea y convicción de que nunca deben jalar un curso o por ridículo que suene, se les enseña a nunca romper un plato, cuando más bien deberían educarlo en ser un buen estudiante y sobretodo, tener la fuerza para afrontar cada error, siendo capaz de volver a estudiar con ímpetu o de recoger los pedazos del plato roto.
Da pena ver a personas inteligentes venirse abajo y abandonar una carrera al recibir su primer jalado; a chicos o chicas jóvenes que fracasan en su primer noviazgo y maldicen contra toda la humanidad; a otros que no pueden soportar una pequeña traición o un mal momento con los amigos... sea lo que sea, es necesario decirles, aunque les duela, que el mayor de los fracasos es dejar de hacer las cosas por miedo a fracasar.

24.4.11

‎"El sexo es la es­clavitud más profunda; no obstante, puede ser usado como vehículo para la libertad más elevada"

Tocada... tocada de vos.

Donde te enseñaron a incendiar miradas?
pesadilla dulce en mi sillon...
yo era una limosna triste, mamarracho a la deriva

Buena punteria, hermoso:
este mujer dice "tocada"
tocada de vos...
Derrumbo mis rumbos,
despeno mis penas,
planto cuatro besos en tu nariz
que clase de viento te arrastro a mis manos?
que borracha suerte me convido con vos?
en la fiesta de tu risa busco el talle de mis sueños

buena puntería, hermoso
mi corazon dice "tocado"
tocado de vos...

a lo mejor esta vuelta el tiempo cretino nos hace precio
a lo mejor esta vez le tiramos un caño a la soledad
a lo mejor esta vuelta el tiempo verdugo se hace el otario
a lo mejor esta vez le ponemos los puntos a la soledad